Iniciar la semana un domingo… Iniciar la semana un domino es algo, a lo que todavía no me acostumbro en 3 años viviendo en el Medio Oriente u Oriente Medio como dicen muchos otros. Y con certeza, es algo a lo que no me voy acostumbrar como por cosa natural, ni en toda una vida viviendo por estas tierras, por mucho esfuerzo que le ponga, ni con todas las alarmas y recordatorios que me digan `Mañana es domingo, día laboral´.
Si bien todos estamos pasando por unos días difíciles desde que la pandemia mundial llegó a instalarse en nuestra vida y que, desde entonces, nuestra cotidianidad ha estado sujeta a, la máscara, al alcohol, a los guantes, ir al supermercado y movernos única y estrictamente para lo necesario, muchos nos hemos visto afectados por duros ataques de ansiedad, soledad, sfalta de privacidad, tristezas, rabias, desesperos, y pare usted de contar en esta cadena de cosas negativas, que nos han invadido los últimos 15 meses y que intentamos detener a toda costa para no caer en depresión.
La pandemia ha golpeado a todos de manera directa o indirecta, afectando nuestro estilo de vida, y sea la edad que tengamos, todos estamos luchando con una ansiedad. Niños que no estan yendo al colegio o que simplemente no pueden ir al parque, socializar con otros niños, como es, el deber ser. Adolescentes que se encierran en sus habitaciones, que no quieren hablar o simplemente sus respuestas parecen un ladrido de perro rabioso. Madres que tienen que dividirse entre atender la casa, empleo y además intentar poner a sus pequeños en la modalidad, clases online. Padres que, deben intentar mantener la concentración, en cualquier espacio de la casa, evitando al máximo que se escuche el ruido de la vida de todos en el hogar, mientras atieneden reuniones en línea. Y los abuelos, ni hablar de ellos. Si bien, muchos países ya han conseguido un modo de que, la vida intente ser normal tras la vacuna, lo cierto es, que aún las estadísticas de casos no parecen ceder fácilmente.
Si hablo un poco de mi realidad, acepto que vivo en una burbuja en este país de seguridad envidiable, pero al abrir cualquier red social y ver mi otra realidad, Venezuela, lo único que encuentro son, noticias de una Venezuela mas abusada, maltratada, destrozada y cundida. Si, cada día que pasa, no queda ya un rincón de mi tierra sin que las malas noticias sean los titulares, bien sea a causa del virus, del mal sistema de salud, de la destrucción socio-política que el maldito comunismo iniciado por Hugo Chavez, y su cuerda de resentidos lameculos han convertido a mi país. Cada día que pasa, o estas perdiendo a un familiar, el pariente de un familiar, el vecino, el amigo del amigo, o el amigo del amigo, de un amigo. Y así, otra vez, la cadena que te envuelve la vida en una pesadumbre, que hoy intento disfrazar con el quehacer del día a día.
Pero sigue siendo domingo, y hoy en particular, es uno de esos en los que la añoranza golpeó la puerta, no se si ha sido un viejo truco de la memoria, la tristeza sombría que me ha estado acompañando en los últimos días, alguna reacción extraña entre el cuarto creciente y cuarto menguante que se adelantó al eclipse total de luna y me está afectando antes del 26. El hecho es que, he despertado con las ganas de subir la montaña (El Ávila, por supuesto), y he tenido la tristeza de no verme llegar a mi panaderia favorita en Caracas, sentarme, abrir mi diario, leer las noticias, mientras observo a la gente entra y sale mientras entre pausas de lectura, me pongo a descifrar la vida de los que circulan por el lugar. El mesonero, que me conoce (por que soy cliente fija), sabe que son 3 cafés marrones los que tomo mientras devoro el diario, sin dejar nada que escarbar. Si, hoy es uno de esos días, donde incluso, hasta recordé, la bonita rosa de papel, que un desconocido, me regaló, al verme tan triste como hoy, solo por sacar una sonrisa, porque así es, la gente de mi país. Y quizá si, estoy añorando a una Venezuela de la que queda muy poco, o como me dijeron hace poco menos de un mes: «Nosotros que estamos aquí, también la extrañamos»
¿Que hago para rescatarte Venezuela?
Mi linda: has resumido en tus palabras el sentir de todos los que por culpa del socialismo y desgobierno, hemos tenido que dejar familia, casa, apartamento, carro, y hasta mascotas. Te abrazo en la distancia querida mía.
Te abrazo Julio. Muchas gracias.
La tragedia que estámos viviendo mi querida Rocío nos manifiesta a gritos solo una cosa; los políticos que se dicen opositores, durante todos estos años del chavismo, demuestran que son parte de la bacanal promovida por el régimen. El dinero y los intereses mutuos son más importantes que hacerle frente y sin cobardía a la mafia del poder. Tantas oportunidades desperdigadas, tantas veces nos insuflaron las esperanzas, tantas jóvenes vidas perdidas por nada. Los cobardes mueren muchas veces pero los valientes solo una. Vivo en un país libre, libre de la libertad.
Excelente columna, como todas las tuyas.
Es un reto grande rescatar a Venezuela. Hasta Colombia está bajo asedio