
A próposito de la Copa del mundo, subo en el blog con un artículo que escribí el año pasado, para el diario, El Nacional, de Venezuela; el cual nunca supe si publicaron.
Calor, ese es la primera palabra que viene a mi mente, ahora mismo cuando me preguntan: ¿Que me cuentas de Qatar? Lo siguiente sería, ruido, las calles son totalmente un desastre, intransitables, rotas y ni hablar del improvisado mal rayado en las autopistas que están casi todas abiertas. Es más, sino tiene nada que hacer en la calle, quédese en su casa. Esta sería la típica respuesta de alguien que recién pone un pie en el país más rico del planeta. Sin embargo, son 1.096 días los que llevo viviendo en este lugar, y no es que los cuente porque quiera salir corriendo, es que simplemente me gustan los números. Pero, aquí ahora se vive en la fase causa, para llegar al efecto. El calor es el pan del día desde que el mes de abril hizo su aparición y aunque faltan aún 22 días para el solsticio de verano, en Qatar, desde ya las temperaturas oscilan entre los 41 a 47 grados centígrados. Pero esto no ha detenido ni por un segundo, el impresionante desarrollo prometido para que, en esta parte del golfo, se lleve a cabo el campeonato Mundial de Fútbol, o simplemente la copa del mundo, como también es conocida.
En junio del 2017, la pequeña península Qatarí, atravesó una crisis diplomática, con su vecino, la gigante Saudí Arabia, envolviendo con ellos a los otros dos países de los Emiratos Árabes Unidos, Dubái y Abu Dhabi. En medio de una lucha por la influencia política y económica de la región, Qatar se vio sometida a un bloqueo económico y, en consecuencia, tuvo que cortar relaciones con algunos de sus cercanos como Bahréin, Egipto, Sudán, Yemen, entre otros, impidiéndosele a Qatar movilizarse en cualquier espacio aéreo, marítimo y terrestre perteneciente a algunos de estos países colindantes. Parecía un panorama difícil para Qatar, pero el gobierno de esta región supo manejar todo con guantes de seda, y bien se dice, “que en las dificultades los conoceréis”. Pues, esta nación, a raíz de ese trance, se convirtió en un país que ahora produce sus propios bienes de consumo como frutas, verduras, hortalizas y muchos otros productos más. Nada mal, para un estado del desierto, ¿verdad?
He tenido la suerte de vivir en dos países en vísperas de celebrar una copa del mundo. Uno de ellos fue, Brasil, y no sé si es que es mal de Latinoamérica, dejar todo para última hora (ya que, por suerte, el mundial de futbol en Brasil, se realizó sin contratiempos) pero si comparo la faena que realiza Qatar para el desarrollo de este evento, con mis memorias de lo que fue en Brasil, hay una brecha muy grande. Recuerdo que, aun faltando 9 meses para celebrarse el mundial, en el país donde el fútbol es el rey, el estadio Maracaná, estaba en el suelo. Qatar, no solo ha cumplido con las fechas de entrega prometidas de cada estadio, sino que además ha trabajado contra viento y marea, aun habiendo atravesado por una especie de guerra fría durante 3 años y, por si fuera poco, ahora, la pandemia. El compromiso adquirido en la realización de las obras, ha sido palabra prometida, desarrollos de autopistas, puentes, parques, y centros de recreación son ahora, el mayor objetivo del gobierno. La construcción de un principal medio de transporte: El metro, funciona sin ningún contratiempo. Los Estadios, que serán 8 para la copa, pero 5 de ellos ya entregados, es una bella muestra de su herencia cultural, y le va a ofrecer la oportunidad por primera vez a los fanáticos de asistir a dos partidos por día, si así fuera su gusto, por la cercanía de uno con el otro. El estadio más grande, tendrá una capacidad para 86 mil personas y también habrá un estadio desarmable, que tendrá una capacidad para 40 mil personas, pero no solo esto, sino que, el objetivo de Qatar es, ofrecerlo luego a otros países con menos recursos y que lo necesiten. El tema de las bebidas alcohólicas sigue en debate, y otro gran reto para la sociedad, será el tema de las costumbres, aunque la directiva encargada de todo con el mundial, ha dicho que, en este aspecto, Qatar es un país muy abierto, considero que toca de ambas partes manifestar respeto, por todas las culturas, y aunque no me compete hablar, puesto que soy yo la que vive aquí, creo que, en todo caso, respetar las costumbres y así evitar conflictos. Ah y por el calor, no se preocupen, también será la primera vez que una copa del mundo, casi coincida con las fiestas de fin de año del calendario gregoriano, y en noviembre y diciembre, las temperaturas ya oscilaran entre los 23 a 19 grados centígrados, es decir, un clima mucho más primaveral.
Y si, la ciudad es un caos, un caos absoluto, pero las obras se construyen sin parar y han sido más intensas desde que el bloqueo ha cesado y han vuelto las buenas relaciones con los vecinos, ¡enhorabuena! Y a falta de 515 días para la celebración del evento, en Qatar lo tienen bien claro, que antes de noviembre del 2.022 aquí todo estará funcionando al 100%. Toda una gesta admirable la lección que, en este tema, Qatar está mostrando al mundo. Porque en medio de los conflictos, es la voluntad de hacer las cosas lo que cuenta, y ya que se hacen, ¿por qué no?, ¡hacerlas bien! Y en esta materia, Qatar es un ejemplo que todos, especialmente Venezuela, debería copiar.
Saludos.
Rocio Romero Navarrete.