
Texto: Paulo Alexandre Texeira.
El 23 de abril de 1989, en Imola, dos pilotos de McLaren pactaron algo entre ellos. El primero en llegar a la curva Tosa en primer lugar sería el primer piloto para el resto de la temporada. Estos pilotos fueron Alain Prost y Ayrton Senna. En la partida, Senna fue mejor que Prost, pero más atrás, Gerhard Berger, se estrelló contra Tamburello, y finalmente se incendió y se interrumpió la carrera. Una nueva largada, y esta vez, Prost, tuvo mejor salida sobre Senna, en manos de quien quedaba el pacto. Senna, afirmaba que la primera partida era lo que contaba y que Prost, no obedeció.
El resultado es conocido: una rivalidad interna entre ellos que terminó al final de esa temporada con la colisión en Suzuka y la descalificación del brasileño, dando el título a Prost.
Jerarquías entre pilotos que tienen espíritu y madera de primer piloto por norma general, nunca resultan. Ey podemos mencionar otros casos, como el de Ferrari en 1990, entre Nigel Mansell y Alain Prost. Y en 2007 cuando Lewis Hamilton, entró de manera imponente en una McLaren, donde Fernando Alonso, ya se veía acariciando el tricampeonato, pero no, Hamilton decidió ser tan veloz como el español y sin que Ron Denis impusiera jerarquía (aunque si favoritismo). Y después, el «Spygate» no ayudó en nada. Senna, Prost, Mansell, Alonso, Hamilton… todos fueron campeones del mundo y no tienen menos de 30 victorias en Grandes Premios. ¿Acaso los veríamos a ellos como segundos pilotos, escuderos trabajando para el bien del equipo, privados de ganar el lugar más alto del podio está reservado para el primer piloto? No, te digo porque: porque el segundo en llegar es el primero en perder. El propio Senna lo dijo una vez, estoy aquí para vencer, y no para ser un un segundón.
Ahora, vamos al presente. Sebastian Vettel, 32 años, piloto de Ferrari, cuatro veces campeón del mundo, ganador de 53 Grandes Premios, 14 de los cuales han sido con la Scuderia. Su compañero de equipo es Charles Leclerc, diez años más joven, ganador de dos Grandes Premios en 37 participaciones. Ambos tienen algo en común: el espíritu de primer piloto. Y ese piloto tiene que ser egoísta y altamente competitivo. Es tu primer oponente con el mismo derecho. Si no lo sometes a preocuparse por los demás, nunca lo dejarás solo.
Es cierto que Vettel tuvo algunos momentos para olvidar, especialmente aquella retirada del Gran Premio de Alemania de 2018, así como algunas otras desaciertos y descuidos en las siguientes carreras. Y su penalización en el GP de Canadá, después de haberse despistado y regresar al frente de Lewis Hamilton, parecía haber solidificado la idea de «ya» o «conductor activo retirado». Entonces Charles Leclerc quiso aprovechar eso, pero también tuvo sus problemas, a saber, un accidente … en Hockenheim, en una carrera donde Vettel,después de salir de último, finalmente terminó segundo, recuperando un poco su confianza.
Entonces el Ferrari ha comenzado a ganar, y en Sochi ambos decidieron pactar algo. Como hicieron Senna y Prost 30 años antes, en Imola. «Tu vas al frente y yo recupero el puesto más adelante», deben haber dicho algo así. Pero Leclerc, olvidó que Vettel, no es, no tiene, y nunca tendrá el espíritu de piloto número dos. Este tipo de corredor nunca se rebajará. En 2010, venció a Mark Webber en Turquía mientras competían por el puesto. Y en la parte final de esa temporada, cuando el australiano estaba perdiendo fuerza y pidió imponer una jerarquía, después de la victoria del alemán en Brasil, Christian Horner y Helmut Marko, dijeron «no». Vettel terminó siendo campeón y Webber, ya no tuvo esta oportunidad. El «Multi21» de Sepang confirmó su «instinto» y la clara idea que el australiano era el segundo piloto con un auto campeón.
Pero también lo tiene Leclerc. En Italia, Lewis Hamilton, sintió eso, cuando intentó pasar en la Variante Roggia jugándose el liderazgo de carrera con Charles Leclerc. Y al final, dice que aprendió mucho a observar el monegasco. Que tiene «Killer Instinct«, el joven saboreó una victoria y ya exige a Ferrari. De allí las escenas de Singapur y la de Sochi.
Intentar imponer jerarquía a dos primeros pilotos es inútil. Tienen que pedirles que no rompan sus autos en una orgía autodestructiva, en beneficio de la competencia. Eso fue lo que Toto Wolff, le exigió a Lewis Hamilton y Nico Rosberg, y no siempre cumplieron lo pactado, para muestra, Barcelona 2016. No se podía creer que un joven en su primera temporada en un gran equipo mostrará sus garras en la primera carrera, como Lo hizo Leclerc, en una repetición de eventos pasados, pero pedirles a éstos que esperen su turno es admitir que se retiran. Solo juegan para el equipo si son los ganadores.
Y si ambos se quedan en Ferrari para el 2020, y la Scuderia les da un auto ganador, especialmente combate de combate hasta la autodestrucción. Senna y Prost eran así y, curiosamente, muchos de nosotros aplaudimos.